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Mostrando entradas de junio, 2025

🎢 Las cosas que se me rompieron contigo (y las que se arreglaron cuando te fuiste).

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Hay relaciones que te hacen sentir mariposas. Esta no era de esas pero yo pensaba que era bonita, valoro más una amistad duradera y fiel que una pareja con muchas trabas. Esta era de las otras, que te hacen perder chaquetas, romper pantalones y dejarte la autoestima, en forma de vestido de un azul eléctrico precioso,  olvidada en el armario de un hotel. Esto va de lo segundo. Y sí, con banda sonora de violines rotos. Quebrados por la agonía de alguien que sólo pensaba en sí mismo. Y seguro que sigue haciéndolo por los siglos de los siglos. Amén. Yo tenía un amigo, ni pareja, ni derecho a nada, sólo amigos. De los que ocupan espacio sin tener una etiqueta clara. De los que despiertan algo especial, pero también —sin querer— algo torcido. Con él me pasaba algo curioso: cada vez que viajaba a su lado, algo mío se perdía. Literalmente. Y no, no hablo solo de la paciencia. Viaje 1: El armario del olvido. Nos fuimos de escapada. Todo bien, todo bonito… hasta que volví a casa y me di cuen...

🛩 Exhibición aérea, señales divinas y una señora con muleta

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Este finde vivimos una de esas aventuras que empiezan con "parece que va a ser tranquilo"… y acaban con gorras, aviones supersónicos y lecciones de logística militar improvisada. Todo empezó cuando nos dispusimos a coger uno de los buses gratuitos desde el hotel hasta la exposición estática del 40 aniversario de la Patrulla Águila. La teoría decía que habría uno cada 30 minutos. Y la práctica… bueno, digamos que era flexible. En la supuesta parada conocimos a dos señoras encantadoras, una de ellas con muleta, que nos contaron que los buses llevaban rato sin aparecer, según les habían dicho en el hotel, tal y como también nos dijeron a nosotros cuando cruzábamos la recepción con la incertidumbre de si íbamos a ser capaces de llegar.  En vista del panorama, una de ellas, con espíritu de comando, pidió llamar a un taxi al de recepción y nos propuso compartirlo. Al principio el taxista se negó a meterse en todo el follón. Pero al ver a la señora con muleta (y probablemente nuestr...