🎟 50 primeras citas… y sigo mejor sola (ninguna decente)
👑 ¡Ah, la soltería en la era moderna!
Antes, un cruce de miradas en la panadería del barrio bastaba para empezar un romance. Te ibas con una barra de pan y el teléfono del panadero guapo. Ahora, si no haces swipe, no ligas. Y claro, entre tanto dedo deslizando, acabas con tendinitis y sin novio.
Los perfiles parecen catálogos de Ikea: todos bien decorados, pero cuando vas a montar algo, faltan piezas. Y ni hablar de los que dicen "busco algo serio" mientras te escriben a las tres de la mañana.
Al final, encuentras más pan en la panadería que amor en las apps. Y por lo menos, el pan no te deja en "visto".
💫 La (R)evolución de la Soltería
Hoy la soltería no es sinónimo de “quedada”, sino de “qué bien estoy”. Las mujeres solteras no están esperando a su media naranja porque ya se han exprimido solas y se han hecho un zumito de amor propio. Trabajo, viajes, proyectos… ¿Para qué complicarse si la cama entera es tuya, no tienes que negociar el lado del enchufe y el mando de la tele siempre está donde lo dejaste?
Lo curioso es que muchas no es que "no encuentren" pareja, es que no quieren conformarse. Porque cuando estás bien contigo misma, te vuelves exigente, y no porque tengas el listón alto, sino porque ya no te conformas con quien ni siquiera sabe qué quiere para cenar.
🔮 ¿Dónde Están los Hombres de Antes?
Esa es la pregunta del millón. Los caballeros de antaño, esos que abrían la puerta y te traían flores, parecen haberse extinguido como los dinosaurios. En su lugar, tenemos a los “holi, k haces” y a los que desaparecen más rápido que la batería del móvil, en Instagram (o incluso en la vida real). Y lo peor no es eso, sino la falta de madurez emocional.
Muchos hombres de hoy prefieren fijarse en chicas más jóvenes, no porque sean más interesantes, sino porque creen que será más fácil "llevar la batuta". Pero no nos engañemos: lo que realmente les asusta es una mujer independiente, segura y que no necesita a nadie para sentirse completa. Les incomoda la idea de no ser el centro de tu universo, así que mejor se van con alguien que piensan que no les va a cuestionar. Spoiler: luego se dan cuenta de que tampoco era tan sencillo y vuelven, pero ya es tarde.
Y ojo, que no solo los hombres tienen su manual de inmadurez bajo el brazo. También existen esas 'mosquitas muertas', expertas en el arte de parecer angelitos mientras mueven los hilos como si fueran las guionistas de un culebrón. Son las que te sonríen con cara de ‘yo nunca haría algo así’ mientras ya han dado tres vueltas al tablero y se han llevado el trofeo sin despeinarse. Que si te descuidas, te acaban quitando hasta el sitio en primera fila y te dejan aplaudiendo desde la puerta. De hecho algunas no buscan solo compañía, sino un donante involuntario: cazan en las apps de citas, o fuera de ellas, como si fueran el casting de 'Papá por Sorpresa', y una vez conseguido el objetivo, adiós muy buenas y gracias por los servicios prestados. Así que, queridas, no todo es cuestión de género; la falta de madurez es un fenómeno democrático y global.
Es curioso cómo las apariencias engañan. Hay algunas que saben muy bien lo que hacen, y no me refiero solo a las que manipulan en el terreno sentimental, sino a algo más delicado: traer un hijo al mundo y luego apartar al padre como si fuera un trámite. Porque sí, hablamos mucho — y con razón — de mujeres que sufren abandonos, engaños o injusticias. Pero, ¿y ellos? También hay hombres que acaban destrozados, alejados de sus hijos por puro capricho o por un sistema que, en lugar de buscar el bien del menor, se queda en un discurso anticuado y sesgado.
Como madre de un niño, me indigna pensar que, si algún día le toca vivir algo así, la balanza ya esté inclinada en su contra sin importar la realidad. No se trata de géneros, se trata de justicia y de humanidad. Y mientras no lo veamos desde ambos lados, seguiremos fallando.
Y, claro, que tampoco se nos olvide: hay hombres que se lanzan de cabeza por la primera que les dice 'hola, guapo' y luego se sorprenden cuando les sale rana. Un poco de filtro, caballeros, que no todo lo que brilla es oro.
⚡ Apps de Citas: ¿Cupido o Calvario?
Ah, las benditas apps. Te venden la idea del amor verdadero, pero la realidad es un bucle infinito de "Hola, ¿qué tal?", "¿Estudias o trabajas?" y "¿Qué buscas aquí?". Conversaciones tan emocionantes como ver cómo se seca la pintura. Al final, acabas borrando la app, suscribiéndote a un curso de meditación y pensando que, a este ritmo, te harás experta en encontrar la paz interior… pero no pareja.
Y aquí entramos nosotras, la Generación X, las que crecimos sin Tinder, pero con notitas de "¿Quieres salir conmigo? Marca SÍ o NO". Sabemos lo que es ligar cara a cara, sin filtros ni fotos de hace cinco años. Y, sinceramente, era mucho más divertido que jugar a la ruleta rusa de las apps. Al menos en la vida real, si alguien te dice una tontería, puedes poner cara de "no, cariño, así no", dar media vuelta y seguir con tu dignidad intacta, sin necesidad de un “match” que solo sirve para inflar egos. Y si no aparece nadie interesante, tampoco pasa nada. Y si sales con alguien, prepárate para el clásico "te acompaño, pero voy a girar el cuello como un búho cada vez que pase otra tía". Da igual si estás espectacular, divina y, para colmo, ligas tú más que él (sin esforzarte, obvio). Siempre intentan demostrar que están por encima de ti… aunque no lo estén. Ilusos, que ni con andamio.
Además, está el clásico personaje de las apps: el "no busco nada serio, pero si surge, surge". Que traducido significa: "Quiero todos los beneficios de una relación sin las facturas emocionales". Y tú ahí, dudando si estás en una aplicación de citas o en un mercadillo de segunda mano, donde todo el mundo quiere probar, pero nadie se lleva nada a casa.
Así que sí, no es de extrañar que cada vez más gente prefiera el cara a cara. Al menos, cuando alguien te invita a un café en la vida real, no tienes que preocuparte por si su foto es de hace diez años, si mide realmente 1,80 o si la frase "amante de la aventura" significa "me levanto del sofá los domingos si no llueve". Al final, es más fácil apostar por un buen café que por un match que, con suerte, no se quedará en visto.
🎡 La Fatiga del Deslizamiento
Este carrusel de perfiles y conversaciones sin chispa acaba pasando factura. Lo llaman dating fatigue, y es real. Tanta charla sin sustancia agota. Es como comprar por internet: la foto promete, pero cuando llega el paquete, piensas: “Esto no es lo que pedí”.
Y es que, entre los que buscan algo "sin compromiso" (que en realidad significa "quiero que te comprometas tú mientras yo me hago el loco") y los que desaparecen sin dejar rastro (ghosting, le llaman, aunque yo lo llamaría falta de educación, valores y respeto), al final te das cuenta de que tu tiempo es oro y no estás para perderlo con quien no sabe valorarlo.
👥 Volviendo a lo Básico: El Cara a Cara
Y claro, no es casualidad que muchas de nosotras, las de la generación de los cassettes rebobinados con boli, estemos volviendo a ligar a la antigua: bares, playas, fiestas, caminatas de solteros, clases de cocina, quedadas con amigos… Lo que viene siendo la vida pre-Wifi, pero con la ventaja de que ahora sabemos poner límites y reconocer banderas rojas desde lejos. Que una ya no cae con un "no estoy listo para algo serio, pero me encantas", porque traducimos automáticamente a: "me encantas, pero no lo suficiente como para dejar de tontear con otras veinte". Y si no aparece nadie interesante, tampoco pasa nada. Al menos has descubierto un nuevo bar con tapas espectaculares y vino decente, habrás perfeccionado tus habilidades sociales, quemado calorías caminando, te has echado unas risas y, con un poco de suerte, has vivido algún momento surrealista digno de recordar. Como ese tipo que te explicó su "conexión espiritual con las croquetas" o la chica que aseguraba que el horóscopo chino es más fiable que la terapia.
🏹 Cupido, recalculando ruta: porque sí, hay hombres que valen la pena
Y ojo, que tampoco vamos a demonizar a todos los hombres. Sabemos que existen algunos —en peligro de extinción, como los SMS— que también están hartos del circo de las citas modernas. Esos que sí quieren algo real y se encuentran con un desfile de “Hola, ¿qué tal?” eternos, gente que desaparece más rápido que tu serie favorita cuando la cancelan y perfiles que prometen ser “diferentes” pero su planazo es "Netflix y lo que surja".
A vosotros, sí, a los que no os da pánico una mujer independiente, con criterio y más planes que un calendario escolar, os mandamos un aplauso, un abrazo virtual y un monumento en miniatura. Sabemos que estáis ahí, mirando el panorama con cara de “¿Pero esto qué es?”, igual que nosotras. No os rindáis, que el mercado está complicado, pero no todo es saldo y liquidación. Al final, como en las rebajas, entre tanto caos siempre aparece esa prenda perfecta que te encaja como un guante… y sin necesidad de pedir ticket regalo.
🥂 Conclusión: Mejor Sola que Mal Acompañada
Hoy la soltería no es un castigo, es un premio. Estás contigo misma, sin dramas, sin ghostings y sin tener que compartir las patatas fritas ni el postre. Porque, sinceramente, si alguien no está dispuesto a compartir ambas cosas, ¿qué futuro puede tener esa relación?
Aunque ya no es solo cosa de parejas. Ni para ser amiga te salvas: te ignoran, te dejan en visto y solo te llaman cuando el plan A, B y C fallan. Al final, estar sola no solo es más tranquilo, ¡es un upgrade de paz mental!
Así que sí, mejor sola que con alguien que no entienda que la independencia no es una amenaza, sino un superpoder. Y si eso asusta a algunos, es su problema. Nosotras, mientras tanto, seguimos disfrutando de nuestro equilibrio, nuestras metas y, por supuesto, de nuestros ratitos a solas en casa sin aguantar frases como "No es por ti, es por mí". Solas, sí, pero bien acompañadas por nosotras mismas. Porque como dice el refrán (versión 2024): Más vale sola que con alguien que no sabe si quiere pizza o sushi, pero seguro quiere comerse tu postre.
Una canción:
Vicco - Todo me da igual
Una película:
¿Qué les pasa a los hombres? de Ken Kwapis.
Historias cruzadas sobre el amor y el circo moderno de las relaciones. Una mujer se siente perdida entre notificaciones y promesas en visto, otra bosteza en un matrimonio que ya solo vive del Wi-Fi compartido. Un hombre persigue a una mujer que, sorpresa, ya tiene su plan B, mientras una joven organiza encuentros "accidentales" dignos de guion barato para conquistar a su crush. Al final, la tecnología avanza, pero el drama sigue en fase beta. Entretenida es...
Una frase:
"En fin, que el amor moderno es como las actualizaciones del móvil: prometen mejorar la experiencia, pero al final solo consumen más batería." 📱
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